miércoles, 22 de febrero de 2012

Muto

P.S. Mas de una vez (y de dos, y de tres...) cuando me da la ñoña le pregunto a Pablo ¿cuanto te quiere mamá? y él responde: muto

Hoy quería hacer una tortilla de patatas, y he pensado que era demasiado tiempo para dejar a Pablo jugando solo en el comedor o para 'enchufarle' a ver dibujos -ya tuvo la dosis a mediodía- asi que me lo he llevado a la cocina con intención de ponerle a fregar los platos mojar y secar el colador de la pasta dos mil veces. Pero la tortilla requiere tantas cosas que hasta esa importante tarea se hacía corta, asi que he decidido que directamente Pablo iba a ayudarme hacer la tortilla a medias conmigo.
Asi se lo he preguntado ¿quieres que hagamos la tortilla entre los dos? Si mami Bueno, pues ve lavando estas patatas. Subido a un taburete que no he perdido de vista mas de medio segundo, Pablo ha lavado patatas (y las ha secado con un papo de cocina, porque le he dicho que al aceite no le gusta que le echen las patatas con agua) ha volcado los huevos que le he pasado partidos en el bol, los ha movido (mami ¿ttttuuuuuuu? mami ¿se necesita batidora? no, no hace falta) con un tenedor, ha echado la sal... yo he querido 'ayudarle' a batir los huevos pero no se ha dejado ganar terreno no mami tu patatonas ahi... a mitad elaboración hemos decidido que la tortilla nos iba a salir de chuparse los dedos y... mmmm Pablo se chupaba el dedo y cerraba los ojos adelantando la cara de felicidad... estaba tan contento que subido a la banqueta me ha llamado bajito ma-mi... y superblandito me abre los brazos, me rodea y me dice con la cabeza entre teta y teta, los ojos cerrados y una sonrisita: muto. Que yo he traducido como su primer te quiero mucho. Después ha añadido la cebolla a la mezcla de huevo y patata y le ha dado el meneo final a la mezcla, y por si no lo tenía claro del todo me ha repetido la operación muto...
En la cena Pablo se ha comido un cuarto de una tortilla de seis huevos de la que no ha sobrado ni muestra. Ha estado feliz, feliz, feliz... no se si se podría decir que orgulloso de si mismo, casi diría que si. Ha sido para él una nueva experiencia, y para mi, una tortilla que seguramente nunca olvidaré.

8 comentarios:

  1. Y asi se va haciendo Pablo, a fuego lento como la mejor tortilla y con mucho amor. Son estas las experiencias que recuerdan cuando crecen, lo que realmente les llena y les hace personas. Y me encanta ese muto...te lo has ganado!!!

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  2. ¡Es un amor!!
    Me encanta cuando dan las primeras muestras de cariño. Cuando mi niña me abraza, es que me derrito. Y cuando dice "oso" abriendo los brazos, porque quiere el abrazo de oso, o cuando me coge la cara con sus manecitas para mirarme... me convierto en un flan.
    Mi niña se pone de pie en una silla para verme cocinar en la "península" de mi cocina, coge las peladuras y las guarda en la bolsa de llevar al compost, juega con los trocitos cortados, agita con la cucharita lo que haya que remover... le encanta formar parte del "trabajo". Y luego, limpia la encimera con el trapo. Y luego voy yo, y me la como para cenar.

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    1. Derretirse... hacerse un flan... siiiiii todo muy blandito, ¿verdad? ¡que te voy a contar! como para no comérselos...

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  3. Lo cuentas tan bonito que a uno le entran ganas de tener un hijo. A mi también me gusta "muto" tu blog. Enhorabuena.

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    1. Bueno, bueno pues si sale una niña de todo esto, me lo dices para que lleve mi nombre ;)

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  4. qué bonito, me ha encantado, yo tampoco olvidaría una tortilla así.
    un besazo!!!

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