lunes, 5 de marzo de 2012

Abriendo puertas

Ayer Pablo era un bebé y mañana empieza el cole.
Andamos con lo de las jornadas de puertas abiertas, y... ¡cómo ha cambiado el cuento! Hay gustos para todos, pero los coles (que a mi me gustan) no son lo que eran. Y además parece que se ha terminado el complejo de los maestros que querían ser llamados 'profesores' como si maestro fuera menos, como si 'maestro/a' no fuera una de las palabras mas bonitas.
Estoy descubriendo con alegría que eso del maestro que sabe, enfrente del alumno que no sabe, que le pone los deberes está de capa caida, o al menos, decaida. There's a new kid in town. La nueva forma de hacer me gusta mucho. Maestros y alumnos se mueven unos alrededor de otros, se sietan juntos, se cambian de lugar. Y en una de las escuelas me vino a la cabeza una frase que leí no hace mucho "La educación no consiste en llenar un cántaro, sino en encender un fuego" Y esa será la escuela elegida. La verdad que en ese momento poco mas y me cae la lagrimilla. No todos los días se encuentra el amor.
El colegio tradicional, dicho sea en el peor sentido, no parece malo -tampoco es que lo sea- de acostumbrados que estamos, pero a poco profundos que nos pongamos, veremos que no es mas que un reflejo de y una preparación para la sociedad capitalista-patriarcal-sanvalentinera. Un adulto que sabe vs. unos niños que no saben. Yo te digo lo que tienes que hacer y tu lo haces. Mi criterio decide si eres bueno o no, aceptable o no, y en qué medida. Yo decido lo que es interesante o no. Yo se lo que te conviene, tu no lo sabes. Yo desde arriba, tu desde abajo. Yo decido cuando puedes hablar o callar.
El homeschooling me tentaba, en parte porque ya sin darme demasiada cuenta no me hacía ninguna ilusión que Pablo comenzase tan pronto el proceso de uniformización. Empezaba a ver la escuela como un 'coco' donde aprendería a estarse callado y quieto, a memorizar cosas, a estandarizarse y a ir perdiendo poco a poco la curiosidad natural, el interés... vale ya se que todos hemos ido al colegio y aqui estamos, y que "no es para tanto" (¿seguro?)
Así que he tenido un relajón importante. Estoy encantada de conocer esta nueva forma de funcionar. Docentes perriflaúticos perdidos que no se echan las manos a la cabeza cuando saben que el niño 'aun' toma teta. Escuelas que respetan, que acompañan, que aceptan, acogen, ayudan, que no llenan cantaros y si encienden fuegos ¡existen! y yo sin enterarme ¡qué gusto!

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